Esta receta es riquísima para comerla en caliente o en frío. Me dió la idea nuestro amigo Lalo, era una de las recetas que cocinaba su madre.
Necesitamos para 4 personas:
1 kg. de mejillones frescos
2 hojas de laurel
4 tomates maduros
1 cebolleta
cayena molida al gusto
1/2 vasito de vino blanco
sal y aceite
Manos a la obra :
Lavamos bien los mejillones, rascando la cáscara si fuera necesario.
Los colocamos en una olla con 2 vasos de agua y las 2 hojas de laurel y llevamos a ebullición. Cuando estén abiertos, tapamos la olla y reservamos.
Preparamos la salsa picando la cebolla. La pochamos en una sartén con tres cucharadas de aceite a fuego lento hasta que esté transparente.
Mientras troceamos los tomates en daditos, si tuvieran la piel muy dura los pelamos. Añadimos los tomates a la cebolla, le damos unas vueltas y añadimos el medio vasito de vino.
Rectificamos de sal e incorporamos la cayena, la cantidad dependerá de lo que os guste el picante. En mi caso le puse la puntita de una cucharita de café. Dejamos cocer a fuego lento hasta que el tomate oscurezca.
Dejaremos solo la cáscara donde esté el mejillón y los vamos colocando en una fuente o en un plato. Cubrimos con la salsa de tomate.
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